Tres trucos para mejorar tu comunicación con los que podrás lograr convencer a tu interlocutor de (casi) todo.
Hoy os voy a contar tres trucos que solemos enseñar en nuestros talleres de comunicación y gestión de conflictos. Suelen tener mucho éxito entre los asistentes, así que espero que os gusten también a vosotros.
El uso del «pero».
¿Qué nos encontramos si buscamos «pero» en Google? Lo podéis comprobar aquí. Dejamos aparte los significados frutales que aparecen en primer lugar. Y nos centramos en la conjunción: «Introduce una circunstancia que matiza, se opone o contradice parcialmente lo dicho o lo que ello permite deducir o suponer» Es decir, que cuando afirmamos algo y lo seguimos de un «pero…», nos oponemos a nuestra afirmación primera.
Lo podemos ver con un ejemplo: «Me encantaría comer contigo, pero hoy no puedo». Realmente, esta simple frase puede dar a entender que no nos apetece quedar. Y el «me encantaría» puede parecer una mera formalidad.
Sin embargo, si suprimimos el «pero», la cosa cambia: «Me encantaría comer contigo. Hoy no puedo» Y así da la sensación de que otro día sí me encantará quedar.
Además, mirad cómo cambia el sentido si cambiamos el orden de las afirmaciones: «Hoy no puedo, pero me encantaría comer contigo». ¿A que ahora suena mejor?
El ¿por qué? y el ¿para qué?.
Para nosotros los mediadores es siempre muy importante conseguir que las personas que intervienen en una mediación consigan mirar al futuro y dejen de darle vueltas a los sucedido en el pasado. Sólo así logramos que dejen de echarse en cara lo que ya ha ocurrido entre ellos y pasen a buscar posibles soluciones para mejorar sus relaciones de ahora en adelante.
¿Y cómo lo hacemos? Pues, entre otras cosas, cambiando nuestra manera de preguntar. ¿Habéis probado a cambiar un «por qué» por un «para qué»?
Os pongo un ejemplo: «¿Por qué os queréis divorciar? Porque no le aguanto más, porque me ha engañado, porque es un….» Y si cambiamos ¿Por qué? por ¿Para qué?: «¿Para qué os queréis divorciar? Para estar más tranquila, para dejar de pelear delante de los niños, para rehacer mi vida…»
Podéis probar este truco también con los niños: en vez de ¿Por qué os peleáis?, ¿Para qué os peleáis? A ver qué pasa…
Olvidad los absolutos.
Por último, desterrad de vuestras conversaciones (y, sobre todo, de vuestras discusiones) los «absolutos». Términos como: «todo, nada, siempre, nunca… sólo nos sirven para empeorar el contenido de nuestros mensajes.
No es lo mismo decir: «Nunca me escuchas» que «no me estás escuchando», «no me gusta nada de lo que propones» que «no me gusta tu propuesta», «siempre te estás quejando» que «no te quejes». No hace falta que siga, ¿verdad?
Espero que os resulten útiles estos consejos y os prometo más para otro próximo post.
Loreto Reyna Carrascosa (23-03-2017). Tres trucos para mejorar tu comunicación. Asociación ¿Hacemos las paces?