Una buena comunicación es vital para evitar conflictos.

Una buena comunicación

Una buena comunicación

Según seamos capaces de objetivar o no la información recibida, seremos también capaces de gestionar esta información de forma adecuada.

Hoy vamos a analizar algunos de los errores más frecuentes que cometemos a la hora de comunicarnos con otras personas. Si no hay una buena comunicación, puede haber infinidad de malentendidos que pueden llegar a generar un conflicto.

– Uno de los errores más frecuentes es exagerar. En el día a día tendemos a dramatizar y a exagerar las cosas que nos suceden, y el hecho es que esta exageración siempre conlleva el centrarnos en la parte negativa de las cosas. Lo que deberíamos hacer en estos casos es intentar relativizar, bien con ayuda de terceros, bien tratando de centrarnos en qué consecuencias tiene lo que ha ocurrido, para así ver si realmente es tan importante o grave como pensamos.

– Otro de los errores que realizamos habitualmente es pensar en el «yo» en lugar de «tú». Cada vez que alguien nos hace o dice algo pensamos en el mensaje «yo». Yo le caigo mal y por eso me ha dicho eso, en lugar de pararnos a pensar si le ha sucedido algo a la otra persona para que haya reaccionado como lo ha hecho.

– En una buena comunicación tenemos que tratar de evitar los «prejuicios de relleno«. Sabemos que es difícil, porque nuestro cerebro está preparado para realizarlos (y en concreto siempre buscando el lado negativo), pero creerme si os digo que es vital controlarlo para no generar malos entendidos. Una forma de evitarlos sería pensar en hipótesis en lugar de en afirmaciones. Podría ser que su motivo para hacer esto haya sido este, o este otro… y nos forzamos y recordamos la conveniencia de no sacar conclusiones precipitadas.

– La generalización es otro de los ejercicios que nuestro cerebro hace para facilitar la comprensión de nuevas situaciones, dando pie a que nos equivoquemos en algunas ocasiones. Si estamos acostumbrados a relacionar a la gente con un determinado aspecto con una determinada actuación, habrá seguro veces que nos equivoquemos. No es malo generalizar, pero sí hay que ser conscientes de ello para actuar con prudencia. Podéis ver este post acerca de los prejuicios que publicamos analizando uno de los anuncios de cocacola, donde hacían un experimento en este sentido.

– Cuando sucede algo que no nos gusta, el cerebro está programado para buscar culpables. Esto nos hace centrarnos una vez más en el lado negativo de las cosas, impidiendo una buena comunicación. Hay que tratar de centrarse en cómo solucionar el problema, en lugar de perder el tiempo y el buen humos en culpabilizar a alguien de lo sucedido. A nosotros nos gusta asemejarlo a un golpe con el coche. Te pongas como te pongas el golpe ya no lo puedes evitar, así que céntrate en cómo lo solucionas, y conseguirás estar más tranquilo y gestionar tus emociones para poder tener una mejor comunicación y solucionar el conflicto de forma mucho más racional y pacífica, siempre con mejores resultados que de otras formas.

Encasillar a las personas por sus actos también da lugar a una mala comunicación. Les adjudicamos un comportamiento como constante de forma injusta, ya que todo el mundo tiene derecho a cambiar y a una segunda oportunidad. No podemos esperar una comunicación adecuada con alguien mientras por dentro estamos pensando «claro, como tú a tus hijos les dejas hacer lo que quieran…». Esto, evidentemente, no ayuda a recibir el mensaje que te están dando de forma neutral y objetiva, lo que enturbia la comunicación.

– Ser extremista en tus posturas tampoco ayuda. Hay muchas personas que tienden a pensar que o es «sí» o es «no», sin valorar soluciones intermedias. Hay que ser flexible y darse cuenta que no sólo hay posturas extremas, sino que en medio pueden ocurrir muchas cosas. De hecho, normalmente es ahí donde están las soluciones normalmente.

Hemos visto así algunos de los errores que se cometen a la hora de relacionarnos con otras personas. La mayoría de ellos son respuestas automáticas de nuestro cerebro, que ni son fáciles de cambiar ni deben cambiarse, simplemente es importante ser conscientes de que está allí, para poder actuar en consecuencia. Esto es muy importante para tener una buena comunicación, que no de lugar a malos entendidos, y que emocionalmente no nos afecte de forma negativa.

Hay que aprender a pensar de forma positiva y racional, y evitar los pensamientos equivocados. Para esto es vital una buena comunicación.

Si os interesa profundizar en este tema podéis visitar también el blog de Rafael Santandreu o en EL gabinete de psicología MyM 

Isabel Zarraluqui López (14-08-2015) «¿Hacemos las paces?»

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