Esta semana Folger y Fariña han estado en Madrid y Barcelona.
Como os dijimos en su día, la Asociación ¿Hacemos las paces? patrocinó las conferencias de Folger y Fariña en España y hemos tenido la ocasión de asistir a ambas. Maestro y alumno aventajado explicaron la mediación en el marco transformativo. En ambas conferencias el hilo conductor es la idea de que la mediación parte de la autodeterminación de las partes y el poder humanizante del diálogo. El mediador debe comprometerse con estos dos principios y cualquier actividad del mediador debe estar guiada por ellos. La tarea consiste en revalorizar y fortalecer a la personas, apoyándolas, sin suplantar ni forzar, para que ellas de forma voluntaria deliberen, tomen decisiones, aprovechen las oportunidades que se les presenten en las sesiones y comprendan la postura del otro.
El punto de partida es válido para cualquier modelo de mediación. La autodeterminación permite a las partes no solo estar y permanecer en la mediación, sino también tomar las riendas del conflicto. Tampoco cabe la menor duda de que el diálogo es una capacidad humana que acerca a los individuos y les permite relacionarse, comprenderse y ser comprendidos.
Cuando las personas acuden a la mediación es porque tienen un conflicto.
Folger y Fariña dieron una visión del conflicto diferente. El núcleo del conflicto es la crisis en la interacción humana. Las personas que se ven implicadas en un conflicto pierden su estabilidad y eso provoca debilidad y ensimismamiento. La debilidad se manifiesta en confusión, miedo, desorganización, vulnerabilidad, pérdida de poder, incertidumbre, falta de poder de decisión, etc. El ensimismamiento se expresa a través de autoprotección, actitud defensiva, suspicacia, agresividad, mente cerrada, etc.
Llegado este punto, sólo las partes son capaces de tomar conciencia de su situación y de darse cuenta de la capacidad que tienen de cambiar. Todos los implicados son corresponsables de la situación. Folger y Fariña, desde el método trasformativo, consideran que este cambio se consigue a través de la revalorización. La debilidad da paso a la fortaleza. Por otro lado, el reconocimiento de uno mismo y del otro facilita salir del ensimismamiento y ser empático.
Las habilidades más útiles del mediador son el reflejo, el resumen y el chekin.
Folguer y Fariña hablaron de las «destrezas de los mediadores» necesarias para desarrollar la mediación. Incidieron en la poca utilidad de las sesiones privadas, ya que impedían la interacción de las partes. Hicieron un recorrido por alguno de los tópicos que rodean el método transformativo, como la afirmación de que los mediadores no hacen nada o que no interesa el acuerdo o que es más fácil seguir esta metodología.
Nos detenemos en uno de esos mitos porque es el tema que diferenció las conferencias de Madrid y Barcelona. La mediación transformativa se extiende a todos los ámbitos, no sólo a los conflictos familiares.
En la conferencia de Barcelona, dirigida a la mediación organizacional, se expuso la puesta en funcionamiento del Programa de mediación del Servicio Postal de los Estados Unidos (REDRESS). El funcionamiento fue óptimo como se constató a través de los resultados obtenidos.
Cuando ambos ponentes se referían al método trasformativo lo hacían con las siglas MT. Si queréis profundizar sobre este método, podéis hacerlo en su página web.
La visita de Folger y Fariña ha sido una oportunidad de conocer el método transformativo en primera persona. Permite contrastar la actividad propia a la luz de criterios diferentes a los aprendidos según otros modelos (Harvard o Circular narrativo) e incorporar a la práctica diaria «destrezas» que son útiles en el desarrollo de la mediación. Por supuesto, nos ayuda a crecer y hacer una valoración crítica del sistema que estemos empleando en la mediación.
Carmen Iborra (17-3-2017) «Folger y Fariña, el método transformativo (MT)» Asociación ¿Hacemos las paces?