Conflictos de pareja: ¿Por qué pensamos y actuamos como lo hacemos? ¿Cómo influye nuestro cerebro en los conflictos con nuestra pareja?
Todos los que ya me conocéis por haber asistido a alguno de nuestros talleres o cursos para adultos (profesores, empresas o profesionales), sabéis de mi interés por la neurociencia. Por eso, me ha encantado este artículo que encontré el otro día sobre las diferencias entre los cerebros masculino y femenino y os voy a hablar de su influencia en los conflictos de pareja.
¿Cuántas veces nos hemos sorprendido de lo distintos que podemos llegar a ser hombres y mujeres?
Pues en realidad no lo somos, compartimos el 99 % de nuestro código genético, es decir, somos casi iguales. El «problema» es que ese 1% de diferencia está presente en cada una de nuestras células y, lo que ahora nos interesa, de nuestras neuronas. De ese 1% de diferencia es de donde surgen muchos de los conflictos de pareja más comunes en la convivencia.
Esas pequeñas diferencias que hacen que surjan muchos de los conflictos de pareja son las siguientes: mientras que las mujeres tienen mayor capacidad para hablar y escuchar, son más emotivas, tienen más memoria y son mucho más propensas a la ansiedad, los hombres responden mejor ante el peligro, son más analíticos y se orientan a los resultados.
Para que veamos cómo influyen estas diferencias de nuestros cerebros en nuestro día a día, os voy a plantear cuatro ejemplos de pequeños conflictos de pareja y, como soy mujer, me vais a permitir que lo haga desde mi punto de vista:
– ¿Por qué una pequeña discusión por la mañana a mí me amarga el día y a él no? puede ser por mi mayor emotividad y por mi mejor memoria, que me hace revivir pequeños detalles y situaciones que él olvida (él dirá que perdono pero no olvido y que en cada discusión vuelvo a sacar temas pasados)
-¿Por qué se va al trabajo y se olvida de todo? ¿Por qué no oye llorar a los niños, la alarma del horno ni el teléfono que suena mientras está leyendo las noticias? es una diferencia conductual, su cerebro analítico y orientado a resultados se compartimenta y, si está en modo leer, no está en modo papá, cocinero o telefonista, mientras que yo no puedo desprenderme de mis emociones y estaré trabajando sin dejar de pensar en mis hijos o cuidándoles sin dejar de pensar en el trabajo.
-¿Por qué siempre estoy más cansada y más nerviosa que él? por esa dificultad de desprenderme de las cosas y por mi capacidad multifocal que me hace ser capaz de atender varias tareas a la vez, por lo que acabo pensando que lo hago mejor y no delego en él, el «unitarea».
-¿Por qué me irrita tanto su silencio frente a los problemas o discusiones? porque mientras que yo necesito hablar sobre ello para sentirme entendida y analizar la situación mientras la expongo verbalmente, con independencia de si encuentro o no la solución, a él su cerebro le dirige a analizar y encontrar un resultado, y, además, lo hace mejor en silencio.
Espero que este pequeño análisis sobre las diferencias entre los cerebros masculino y femenino y su influencia en los conflictos de pareja os haya resultado interesante y útil.
Y os recuerdo que, como decimos siempre en nuestros cursos, el conocer cómo funciona el cerebro humano debe servirnos para identificar los motivos por los que estamos actuando de determinada manera en un conflicto y poder entendernos tanto a nosotros mismos como, en este caso, a nuestra pareja.
Loreto Reyna (enero 2016) ¿Hacemos las paces?