Definimos la mediación, en general, como un proceso voluntario, confidencial, basado en el diálogo, en el que el mediador, imparcial, ayuda a las partes a comunicarse mejor y a trabajar en colaboración para superar su conflicto y alcanzar un acuerdo satisfactorio para ambas.
Pues bien, la mediación escolar se entiende tradicionalmente como una mediación entre iguales dentro del contexto escolar.
Así se ha venido planteando en los distintos proyectos llevados a cabo en España (País Vasco 1993, Cataluña 1996, con sistemas plenamente instaurados en la actualidad, y Madrid 1998, con proyectos piloto en Institutos de enseñanza Secundaria) o en otros países como Argentina, que cuenta con un Programa Nacional de Mediación Escolar.
Sin embargo, consideramos que la mediación no tiene por qué ser la única ni la principal forma de resolver los conflictos, sino una herramienta más, una vez agotadas las posibilidades de que las personas implicadas los resuelvan por sí mismas. Y por eso proponemos algo más que una mediación escolar: una educación en mediación o una mediación educativa.